El alma que huye hacia el Amor. Poemas de Calímaco y Cátulo

Calímaco lucha internamente contra los efectos del Amor. Una parte de su corazón (ψυχή ) aún late, pues todavía respira. Pero la otra se ha desvanecido, ¿se la arrebató Eros o Hades? Ambos pueden ser culpables. El Amor no correspondido puede conducir a la Muerte, y durante el trayecto el amante experimenta la propia muerte en vida hasta que logra escapar o, de lo contrario, es arrastrado por Hades hasta su oscura morada.
Este epigrama de Calímaco de la Antología Griega evoca el mito del carro alado. El alma −nos cuenta Platón en el Fedro− está dividida en tres partes: dos tienen la forma de un caballo y una la de un auriga. El caballo blanco es el bueno, físicamente bien definido y que ama con moderación y respeto. Pero el caballo negro es el malo, con la espalda encorvada, sordo y caracterizado por el desenfreno y la desobediencia. 1

Ἡμισύ μεν ψυχῆς ἔτι τὸ πνέον, ἥμισυ δ᾿ οὐκ οἶδ᾿
εἴτ᾿ Ἔρος εἴτ᾿ Ἀΐδης ἥρπασε· πλὴν ἀφανές.
ἦ ῥά τιν᾿ ἐς παίδων πάλιν ᾤχετο; καὶ μὲν ἀπεῖπον
πολλάκι· “Τὴν δρῆστιν μὴ ὑποδέχεσθε, νέοι.”
†ουκισυ2 δίφησον· ἐκεῖσε γὰρ ἡ λιθόλευστος
κείνη καὶ δύσερως οἶδ᾿ ὅτι που στρέφεται.

(Antología Griega, XII, 73.)

Todavía respira la mitad de mi corazón, en cambio la otra ya no sé
si me la arrebató Eros o Hades: pero desapareció.
¿Otra vez se ha marchado con un chico? Muchas veces
dije: «¡jóvenes, no recibáis a esta fugitiva!»
¡No está contigo, búscala! Sé que esta [mitad], que allí merece ser lapidada
y que es desgraciada, merodea por algún lugar.

Lutacio Cátulo tiene un poema similar, el cual recopila Aulo Gelio en su obra Noches Áticas. Su alma −al igual que la del poeta griego− es fugitiva. Lo ha abandonado, y no es la primera vez, sino que es habitual que le suceda. Sabe a dónde ha ido, pero el temor le impide actuar, pues el miedo siempre está presente. Como dice Platón: «El mal caballo (…) humillado, obedece ya a los propósitos del auriga, y siempre que divisa al bello mancebo se muere de miedo».3

Aufugit mi animus; credo, ut solet, ad Theotimum
Devenit. Sic est: perfugium illud habet.
Qui, si non interdixem, ne illunc fugitivum
Mitteret ad se intro, sed magis eiceret?
Ibimus quaesitum. Verum, ne ipsi teneamur,
Formido. Quid ago? Da Venus consilium.

(Noches Áticas, libro XIX, IX.)

Mi alma ha huido de mí. Pienso, como es habitual,
que se ha ido hacia Teótimo. Así es. Posee a ese fugitivo.
¿Y si le pido no que admita a este fugitivo,
sino más bien que lo eche?
Voy a buscarlo. Pero para que yo mismo no sea retenido
por el miedo, ¿qué puedo hacer? Venus, aconséjame.

Eros, Pothos, Hímero. Vasija griega. (s. V a.C.)

BIBLIOGRAFÍA

Acosta-Hughes, B. , Stephens S. A. (2012). Callimachus in Context: From Plato to the Augustan Poets. Cambridge University Press

Gellius, A., & Rolfe, J. C. (1970). The Attic nights of Aulus Gellius. Harvard University Press.

Platón, Fedón y Fedro. Trad. Luis Gil Fernández. Madrid: Alianza, 2023.

Bousquet J. (1955). Callimaque, Épigramme 41. En Revue des Études Grecques, tomo 68, fascículo 319-323, p. 121.

  1. Fedro 253d. ↩︎
  2. Cf. Bousquet, 1955: 121. Je crois qu’on peut considerer ΟΥΚΙΣΥ comme l’equivalent phonetique de οὐχ εἰς σοῦ, et lire, pour rester dans le dialecte, ούκ (ε)ἰς (σε)ῦ, ou plutot ούκ ἐς σεῦ; δίφησov : «n’est-ce pas chez toi ? cherche !». ↩︎
  3. Fedro 254e: ταπεινωθεὶς ἕπεται ἤδη τῇ τοῦ ἡνιόχου προνοίᾳ, καὶ ὅταν ἴδῃ τὸν καλόν, φόβῳ διόλλυται (Trad. L. Gil Fernández) ↩︎


Descubre más desde EPISTEMOMANÍA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.