De desgraciados son nuestros esfuerzos; nuestros esfuerzos son como de troyanos. Llevamos algo a cabo, nos reponemos algo, y ya empezamos a tener coraje y buenas esperanzas.
Mas siempre surge algo y nos detiene. Ante nosotros en la trinchera surge Aquiles y a grandes gritos nos espanta.
Nuestros esfuerzos son como de troyanos. Creemos que con arrojo y decisión cambiaremos la animosidad del destino y nos plantamos fuera a pelear.
Pero cuando el momento crucial llega, arrojo y decisión se nos esfuman; se turba y paraliza nuestra alma y corremos en torno a las murallas tratando de salvarnos en la fuga.
Pero nuestra caída es segura. Arriba, en las murallas, ya empezaron los llantos. Lloran recuerdos y sentimientos de nuestros días. Amargamente, por nosotros, lloran Príamo y Hécuba.
A Safo custodias, tierra eólida, a la Musa mortal que es alabada entre las Musas inmortales, que Cipris y Eros juntos criaron, que con Persuasión entrelazaba la eterna corona de las Piérides. Para ti alegría y gloria en la Hélade. ¿Oh Moiras, que en las ruecas giráis el hilo, por qué no hilasteis la inmortalidad para la poetisa que recreó los dones imperecederos de las Heliconíades?
Al agradable Alcmán, al cisne cantor de los himeneos, al que cantó lo digno de las Musas. Tiene una tumba, enorme alegría de Esparta, donde él por última vez abandonó la carga, hacia el Hades marcha.
Antípatro epigrama AP VII, 23 (Epitafio de Anacreonte)
Anacreonte, que florezca hiedra alrededor de ti, y delicados pétalos de los purpúreos prados. Que broten fuentes de blanca leche, que de la fragante tierra fluya un dulce vino para que la ceniza y los huesos te traigan alegría, si es que algún placer les toca a los muertos.
Leónidas epigrama AP VII, 35 (Epitafio de Píndaro)
Divino Sófocles, que siempre sobre tu reluciente tumbα y sobre tus suaves pies se arroje la hiedra del escenario. Que siempre la tumba sea rociada con abejas, hijas del buey, y empapada con la miel de Himeto. Para que siempre fluya la límpida cera en la tablilla ática y siempre tengas tus mechones bajo las coronas.
Médico tratando a un paciente. Aríbalo de figuras rojas del Pintor de la Clínica, ca. 480-470 a. C. Louvre.
Se trata de un aríbalo, recipiente utilizado para almacenar aceites y perfumes. La técnica empleada es la de figuras rojas, que surge ca. 530 a.C. y se extiende hasta el s. III a.C. Las escenas que representa son médicas: vendajes y una flebotomía, un hecho muy inusual ya que apenas se conservan cerámicas de esta temática1.
Encontramos a un hombre con las piernas cruzadas, que viste con un himatión que le cubre casi todo el cuerpo excepto el hombro, con la mano derecha apoyada en la cadera y la izquierda sobre un bastón. Dirige su mirada a un enano desnudo que está mirando hacia abajo y escuchándole. Es posible que el enano sea un esclavo que lleva una liebre como regalo2.
Detrás de él se encuentra un hombre con un himatión con el pie izquierdo ligeramente levantado, lo que indica que está caminando. Además, en la pierna izquierda tiene un vendaje en cruz. Esta manera de vendar se encuentra descrita en los tratados hipocráticos:
“Luego, aplicar dos rollos de venda cruzados a derecha e izquierda alternativamente; empezando generalmente por abajo, ir subiendo hacia arriba, aunque también se puede hacer de arriba a abajo. (Trad. M. Dolores, H. Torres y B. Cabellos).”3
Esta es la escena central que representa a un joven haciéndole una flebotomía a un hombre que está de pie. La medicina hipocrática se basaba en la teoría de los cuatro humores, descrita en varios tratados hipocráticos como en De natura hominis, 44. Según Hipócrates (460-370 a.C.), el cuerpo contiene: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Una persona está sana si los cuatro humores están en equilibrio, pero si no lo están, entonces, el cuerpo enferma. La flebotomía, también denominada sangría, era una práctica muy común en la Antigua Grecia para tratar muchas dolencias y para reducir inflamaciones. De esta manera se podía liberar al cuerpo del exceso de sangre y así lograr el equilibrio de los cuatro humores (eukrasía). El joven médico está sentado en una posición que aparece comentada en el Corpus hippocraticum:
“Posición del cirujano con respecto a sí mismo: sentado, con los pies hacia adelante en línea recta con las rodillas; a distancia, dejando un poco; las rodillas, un poco más elevadas que las ingles, y distanciadas según la posición y yuxtaposición de los codos. El manto, de manera bien ceñida, bien dispuesta, igual, semejante en codos y hombros. (Trad. M. Dolores, H. Torres y B. Cabellos)”5
Y con la mano izquierda presiona sobre el brazo del paciente, mientras que con la otra mano coge un bisturí para hacerle una incisión para que sangre. Por otra parte, en la cerámica se pueden apreciar tres objetos en el lado superior. Se tratan de ventosas6 que se utilizan para succionar la sangre.
Por último, encontramos a un hombre con el torso desnudo y con bastón, que reposa tras haberle sido puesto en el brazo izquierdo un vendaje en forma de cruz.
Gracias a mi maestro Jesús Ángel Espinós, quien me despertó el interés por la medicina antigua.
El uso de ventosas aparece en los tratados hipocráticos. Por ejemplo, en De morbis popularibus, V, 8: φάρμακα δὲ ἔπινε, καὶ σικύας προσεβάλλετο, καὶ ἐφλεβοτομεῖτο, καὶ ἐδόκεε ῥήϊον γίνεσθαι ταῦτα πάσχοντι. (Tomaba purgantes, se le aplicaban ventosas y se le hizo una flebotomía. Parecía mejorar con este tratamiento. [Trad. A. Esteban, E. García Novo y E. Cabellos.]) ↩︎
BIBLIOGRAFÍA
Cabellos, B., Lara, M. D. y Torres Huertas, H. (1993). Tratados hipocráticos VII. Gredos.
Cabellos, B., Esteban Santos, A., y García Novo, E. (1989). Tratados hipocráticos V. Gredos.
Pottier E. (1906). Une clinique grecque au Ve siècle (Vase attique de la collection Peytel). En Monuments et mémoires de la Fondation Eugène Piot (tome 13, fascicule 2, 1906. pp. 149-166)
En la obra Евгений Онегин, Глава VIII, IV (Eugenio Oneguin) del poeta ruso Aleksandr Pushkin encontramos la siguiente cita latina: Amorem canat aetas prima
И, первой нежностью томима, Мне муза пела, пела вновь (Amorem canat aetas prima) Всё про любовь да про любовь. Я вторил ей – младые други В освобожденные досуги Любили слушать голос мой. Они, пристрастною душой Ревнуя к братскому союзу, Мне первой поднесли венец, Чтоб им украсил их певец Свою застенчивую музу. О, торжество невинных дней! Твой сладок сон душе моей.
(Евгений Онегин, Глава VIII, IV)
Y atormentada por el primer cariño la Musa me cantaba, de nuevo me cantaba (Amorem cana aetas prima) una y otra vez sobre el amor, sobre el amor repetí cantando con ella – jóvenes amigos en sus liberados momentos amaban escuchar mi voz. Ellos, con el alma apasionada, sentían envidia de nuestra unión fraternal. A mí, la primera, me trajeron la corona, para que su cantante adorne a su tímida musa. ¡Oh celebración de los días de inocencia! Tu sueño para mi alma es dulce.
(Trad. María Sánchez Sergueeva)
Es probable que Pushkin haya tomado la cita del poeta latino Propercio, en concreto de la Elegía II, 10. Pero la reproduce con alguna variante, el orden de palabras está alterado y además emplea Amorem en vez de Veneres.
Aetas prima canat Veneres, extrema tumultus: bella canam, quando scripta puella mea est. Nunc volo subducto gravior procedere vultu, nunc aliam citharam me mea Musa docet.
(Propercio, Elegías II, 10 vv. 7-10)
La juventud cante al amor, la edad madura a la guerra: cantaré a la guerra, puesto que ya he escrito sobre mi amada. Ahora quiero iniciar un estilo más elevado con rostro seno, ahora mi Musa me enseña otra cítara.
Una parábola de Leibniz nos propone dos bibliotecas: una de cien libros distintos, de distinto valor, otra de cien libros iguales todos perfectos. Es significativo que la última conste de cien Eneidas. Voltaire escribe que, si Virgilio es obra de Homero, ésta fue de todas sus obras la que le salió mejor. Diecisiete siglos duró en Europa la primacía de Virgilio; el movimiento romántico lo negó y casi lo borró. Ahora lo perjudica nuestra costumbre de leer los libros en función de la historia, no de la estética. La Eneida es el ejemplo más alto de lo que se ha dado en llamar, no sin algún desdén, la obra épica artificial, es decir la emprendida por un hombre, deliberadamente, no la que erigen, sin saberlo, las generaciones humanas. Virgilio se propuso una obra maestra; curiosamente la logró. Digo curiosamente; las obras maestras suelen ser hijas del azar o de la negligencia. Como si fuera breve, el extenso poema ha sido limado, línea por línea, con esa cuidadosa felicidad que advirtió Petronio, nunca sabré por qué, en las composiciones de Horacio. Examinemos, casi al azar, algunos ejemplos. Virgilio no nos dice que los aqueos aprovecharon los intervalos de oscuridad para entrar en Troya; habla de los amistosos silencios de la luna. No escribe que Troya fue destruida; escribe Troya fue. No escribe que un destino fue desdichado; escribe De otra manera lo entendieron los dioses. Para expresar lo que ahora se llama panteísmo nos deja estas palabras: Todas las cosas están llenas de Júpiter. Virgilio no condena la locura bélica de los hombres; dice El amor del hierro. No nos cuenta que Eneas y la Sibila erraban solitarios bajo la oscura noche entre sombras; escribe:
Ibant obscuri sola sub nocte per umbram
No se trata, por cierto, de una mera figura de la retórica, del hipérbaton; solitarios y oscura no han cambiado su lugar en la frase; ambas formas, la habitual y la virgiliana, comprenden con igual precisión a la escena que representan. La elección de cada palabra y de cada giro hace que Virgilio, clásico entre los clásicos, sea también, de un modo sereno, un poeta barroco. Los cuidados de la pluma no entorpecen la fluida narración de los trabajos y venturas de Eneas. Hay hechos casi mágicos; Eneas, prófugo de Troya, desembarca en Cartago y ve en las paredes de un templo imágenes de la guerra troyana, de Príamo, de Aquiles, de Héctor y su propia imagen entre las otras. Hay hechos trágicos; la reina de Cartago, que ve las naves griegas que parten y sabe que su amante la ha abandonado. Previsiblemente abunda lo heroico; estas palabras dichas por un guerrero: Hijo mío, aprende de mí el valor y la fortaleza genuina; de otros, la suerte. Virgilio. De los poetas de la tierra no hay uno solo que haya sido escuchado con tanto amor. Más allá de Augusto, de Roma y aquel imperio que a través de otras naciones y de otras lenguas, es todavía el Imperio. Virgilio es nuestro amigo. Cuando Dante Alighieri hace de Virgilio su guía y el personaje más constante de la Comedia, da perdurable forma estética a lo que sentimos y agradecemos todos los hombres.
Virgilio, Borges, J. L., y Ochoa, E. de. (1987). La Eneida. Ediciones Orbis S. A.
Esta aventura de recopilar perfumes comenzó con el perfume «Attique», que encontré tras buscar información sobre el repelente de mosquitos «Aulo Gelio» del que Francisco García Jurado nos habló en Tradición Clásica. Aquí os muestro algunos ejemplos con sus descripciones.
ATTIQUE «Attique evoca las Noches Áticas de Aulo Gelio. Una enjuta higuera ofrece su protección al erudito que estudia durante la noche, entre la garriga del monte Parnaso, junto al sagrado santuario de Delfos. La brisa marina trepa por las calas y mezcla las hierbas aromáticas con el aroma de los higos verdes que cuelgan de las ramas.»
PLINIUS
SATYRICON
«Una fragancia que bebe de la Antigua Roma y del imaginario inmortal de la Edad Imperial para explorar emociones primordiales y eternas, pero terriblemente actuales. Satyricon es el “lado bueno” de lo dionisíaco: la energía vital, la emoción del placer, el poder de la transgresión. Un homenaje a la inmortal obra maestra de Petronius Arbiter y a las obras que ha inspirado, desde la pintura a la escultura, a las películas de Fellini, de las que recupera en una perspectiva olfativa el talante surrealista y decadente, y también a las de Pasolini (que llamó a su «Petronio» «un Satiricón moderno»).»
LUCRETHIA «Inspirada en el personaje universal y poderoso de Lucrecia. Una fragancia de poder hipnótico y hechizante y de una belleza sensual y excitante.»
ODENATURAE «Inspirado en los escritos bucólicos del poeta latino Virgilio. Odenaturae es un poema de amor a la Naturaleza. Un sueño de armonía, que imagina a las personas respetando el planeta. Odenaturae es una fragancia que imagina un momento onírico, un viaje de inmersión en el propio sueño verde idílico, que transporta a un bucólico paisaje italiano a finales de la primavera.»
VIRGILIO «Esta fragancia rinde homenaje a Virgilio y a sus poemas pastoriles, que glorifican la dulzura de vivir en el campo y celebran el amor y la amistad, los placeres sencillos de la vida de un pastor, rodeado de árboles, flores y arroyos.»
VIRGILE «Equilibrado, fresco y rico, este perfume recibe su nombre en honor al poeta Virgilio, a menudo representado con una banda de hojas aromáticas tejidas en su cabello.»
CATULLUS
SAPPHO
«Enamorarse de una chica… Agridulce e irresistible1, esta es una oda a una poetisa sorprendente, la Décima Musa (como la describe Platón), que sacudirá tus sentidos.»
HOMER «El perfume es una reinterpretación de la Ilíada y de la Odisea, ficción y realidad en un frasco, como si una ventana se hubiera abierto al cielo.»
ODYSSEY «Desde la costa turca hasta el Estrecho de Gibraltar, pasando por Grecia e Italia, y rozando África, Ulises se enfrenta a todos los peligros de su época. El gran poeta griego, Homero, convirtió al héroe de la guerra de Troya en el protagonista de la Odisea, la obra más antigua de la literatura occidental. Aventuras y viajes por todo el Mediterráneo, en el siglo VIII antes de Cristo, que proponen una travesía espectacular en el siglo XXI.»
ITHAQUE «Dirígete a Ítaca, la mítica isla del mar jónico, cuna de la épica historia de Ulises y Penélope. Una isla de encuentros en el corazón del archipiélago, donde la fuerza del cedro, la vivacidad de la bergamota y la dulzura de la grosella negra se funden en uno. Sobre el frasco: la imagen de Ithaque se inspira en un escenario de una vida típica en la antigua Grecia, donde la naturaleza florece en cada esquina.»
Inspirado en el fr. 130 de Safo: Ἔρος δηὖτέ μ’ ὀ λυσιμέλης δόνει, / γλυκύπικρον ἀμάχανον ὄρπετον ↩︎
Mi querido Marcial, sigue esta vía si quieres una vida afortunada: Una finca de lujo regalada, una tierra abundante sin sequía, chimenea encendida todo el día, sueño ameno, pasión desenfrenada, la comida sencilla, no pesada, ningún pleito por una tontería, noches alegres, cero depresiones, ni ropa ni mantel tan elegante, amigos con las mismas ilusiones, mente en tranquilidad, fuerza constante. Sé quien quieras sin dar explicaciones y, por favor, disfruta cada instante.
Marcial epigrama X, 47
Vitam quae faciant beatiorem, Iucundissime Martialis, haec sunt: Res non parta labore, sed relicta; Non ingratus ager, focus perennis; Lis numquam, toga rara, mens quieta; Vires ingenuae, salubre corpus; Prudens simplicitas, pares amici; Convictus facilis, sine arte mensa; Nox non ebria, sed soluta curis; Non tristis torus, et tamen pudicus; Somnus, qui faciat breves tenebras: Quod sis, esse velis nihilque malis; Summum nec metuas diem nec optes.
Escrito por María Sánchez Sergueeva, 2023
Este soneto se lo dedico a mi maestro Vicente Cristóbal, quien en una de sus clases de Latín II me animó a recrear el epigrama X, 47 de Marcial.
Por el árcade Pan, dulce es la melodía que acompañas con el arpa, Zenófila. Lo que tocas es dulce. ¿A dónde huir? Por todas partes los Amores me rodean y ni por un breve instante me dejan respirar. Pues tu figura me arroja al amor, o es tu canto o tu gracia, o… ¿qué digo? Totalmente ardo en fuego.
Columnas, pinturas y tablillas inscritas son motivos de enorme alegría para los que las poseen, pero sólo en vida, pues la gloria vana de los hombres no vale nada para las almas de los muertos. Pero allí la virtud y la gracia de la sabiduría vienen, y aquí permanecen trayendo el recuerdo. Así, ni Platón ni Homero se jactan de las pinturas ni de las columnas, sino únicamente de la sabiduría. Dichosos aquellos cuya memoria reside en sabios rollos de papiro y no en vanas imágenes.