TROYANOS
De desgraciados son nuestros esfuerzos;
nuestros esfuerzos son como de troyanos.
Llevamos algo a cabo, nos reponemos
algo, y ya empezamos
a tener coraje y buenas esperanzas.
Mas siempre surge algo y nos detiene.
Ante nosotros en la trinchera surge
Aquiles y a grandes gritos nos espanta.
Nuestros esfuerzos son como de troyanos.
Creemos que con arrojo y decisión
cambiaremos la animosidad del destino
y nos plantamos fuera a pelear.
Pero cuando el momento crucial llega,
arrojo y decisión se nos esfuman;
se turba y paraliza nuestra alma
y corremos en torno a las murallas
tratando de salvarnos en la fuga.
Pero nuestra caída es segura. Arriba,
en las murallas, ya empezaron los llantos.
Lloran recuerdos y sentimientos de nuestros días.
Amargamente, por nosotros, lloran Príamo y Hécuba.
(Trad. Ramón Irigoyen)
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