Himno homérico a Ares (VIII)

Εἰς Ἄρεα

Poderoso Ares, que carga el carro, de áureo casco,
de impetuoso coraje, portador del escudo, protector de la ciudad, de
broncínea armadura, con fuertes manos, infatigable, poderoso con la lanza,
defensa del Olimpo, padre de la guerra exitosa Niké, aliado de Temis,
tirano de los enemigos, líder de los hombres más justos,
portador del cetro de la virilidad, que gira los fuegos fulgentes de su
esfera entre los siete caminos celestiales del éter, allí donde los potros
de fuego le llevan siempre por encima del tercero.
Escucha, ayudante de los hombres, dador de la valerosa juventud,
que con tranquilidad irradias luz resplandeciente sobre nuestra vida
y fuerza de guerra, para que pudiera
apartar la amarga cobardía de mi cabeza
y doblegar los ilusorios impulsos de mi alma en mis entrañas,
y frenar la furia aguda de mi corazón, que me incita
a caminar por la terrible batalla. Venga, dichoso, otórgame valentía
para permanecer en las protegidas leyes de la paz,
evitando a los enemigos, al combate y a las violentas Keres.

Citar este post:

Sánchez Sergueeva, M. (27 de enero de 2024). Himno homérico a Ares (VIII). Epistemomanía. https://epistemomania.com/himno-homerico-a-ares/

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