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Anacreónticas fragmento 47

Anacreónticas fr. 47

ἐγὼ γέρων μέν εἰμι,
νέων πλέον δὲ πίνω·
κἂν δεήσῃ με χορεύειν,
Σειληνὸν ἐν μέσοισι
μιμούμενος χορεύσω
σκῆπτρὸν ἔχων τὸν ἀσκόν·
ὁ νάρθηξ δ᾿ οὐδέν ἐστιν.
ὁ μὲν θέλων μάχεσθαι
παρέστω καὶ μαχέσθω.
ἐμοὶ κύπελλον, ὦ παῖ,
μελίχρουν οἶνον ἡδὺν
ἐγκεράσας φόρησον.

Yo soy un anciano,
pero bebo más que los jóvenes.
Si es necesario que yo baile,
como Sileno en el medio
bailaré imitándole,
teniendo como bastón el odre,
pues el palo de hinojo no es nada.
El que quiera pelear,
que se presente y luche.
Muchacho, la copa
de vino con dulce miel
mézclala y dámela.

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Sánchez Sergueeva, M. (24 de febrero de 2024). Anacreónticas fragmento 47. Epistemomanía. https://epistemomania.com/anacreonticas-fragmento-47/

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Epitafios de Platón en la Antología Griega

Simias Anth. Gr, 7.60

Σωφροσύνῃ προφέρων θνητῶν ἤθει τε δικαίῳ
ἐνθάδε κεῖται ἀνὴρ θεῖος Ἀριστοκλέης·
εἰ δέ τις ἐκ πάντων σοφίης μέγαν ἔσχεν ἔπαινον,
οὗτος ἔχει πλεῖστον, καὶ φθόνον οὐ φέρεται.

Destacado entre los mortales por su sabiduría, carácter y justicia,
aquí descansa el divino humano Aristocles1Según cuenta Diógenes Laercio, Platón tuvo como nombre de nacimiento «Aristocles» en honor a su abuelo, pero su maestro de gimnasia, Aristón de Argos, le puso el mote de «Platón» por su cuerpo robusto. Cf. Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, III, 4. .
Si alguien de entre todos recibió tanto elogio por su sabiduría,
él obtuvo el mayor número, y no provocó envidia.

Anónimo Anth. Gr. 7. 61

Γαῖα μὲν ἐν κόλποις κρύπτει τόδε σῶμα Πλάτωνος,
ψυχὴ δ᾿ ἀθάνατον τάξιν ἔχει μακάρων
υἱοῦ Ἀρίστωνος, τόν τις καὶ τηλόθι ναίων
τιμᾷ ἀνὴρ ἀγαθός, θεῖον ἰδόντα βίον.

La tierra cubre el cuerpo de Platón en su seno.
Su alma tiene la categoría inmortal de los bienaventurados,
el alma del hijo de Aristón, a quien cualquier hombre noble, incluso
viviendo lejos, le honra como si estuviera viendo en vida a la divinidad.

Anónimo Anth. Gr. 7. 62

α. Αἰετέ, τίπτε βέβηκας ὑπὲρ τάφον; ἢ τίνος, εἰπέ
ἀστερόεντα θεῶν οἶκον ἀποσκοπέεις;
β. Ψυχῆς εἰμὶ Πλάτωνος ἀποπταμένης ἐς Ὄλυμπο
εἰκών· σῶμα δὲ γῆ γηγενὲς Ἀτθὶς ἔχει.

Águila, ¿por qué te posas sobre la tumba? Dime,
¿Qué morada estrellada de un dios observas?
Soy la imagen del alma de Platón que se ha ido volando al Olimpo.
Pero la tierra ática posee su cuerpo nacido de la tierra.

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Sánchez Sergueeva, M. (23 de febrero de 2024). Epitafios de Platón en la Antología Griega. Epistemomanía. https://epistemomania.com/epitafios-de-platon-en-la-antologia-griega/

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Bión fragmento 9

Bion. 9 Stob. 4.20.7

Ταὶ Μοῖσαι τὸν Ἔρωτα τὸν ἄγριον οὐ φοβέονται
ἐκ θυμῶ δὲ φιλεῦντι καὶ ἐκ ποδὸς αὐτῷ ἕπονται.
κἢν μὲν ἄρα ψυχάν τις ἔχων ἀνέραστον ἀείδῃ,
τῆνον ὑπεκφεύγοντι καὶ οὐκ ἐθέλοντι διδάσκειν·
ἢν δὲ νόον τις Ἔρωτι δονεύμενος ἁδὺ μελίσδῃ,
ἐς τῆνον μάλα πᾶσαι ἐπειγόμεναι προρέοντι.
μάρτυς ἐγὼν ὅτι μῦθος ὅδ’ ἔπλετο πᾶσιν ἀλαθής·
ἢν μὲν γὰρ βροτὸν ἄλλον ἢ ἀθανάτων τινὰ μέλπω,
βαμβαίνει μοι γλῶσσα καὶ ὡς πάρος οὐκέτ’ ἀείδει·
ἢν δ’ αὖτ’ ἐς τὸν Ἔρωτα καὶ ἐς Λυκίδαν τι μελίσδω,
καὶ τόκα μοι χαίροισα διὰ στόματος ῥέει αὐδά.

Las Musas no temen al salvaje Eros,
le quieren de corazón y le siguen de cerca.
Si alguien canta teniendo un alma carente de amor,
huyen de él y no quieren enseñarle.
Pero si alguien canta con conmovedora emoción y con agrado sobre Eros,
todas se dirigen rápidamente hacia él.
Yo soy testigo de que toda esta historia es verdad.
Pues si canto sobre otro mortal o inmortal
mi lengua tartamudea y ya no canta como antes.
Pero si canto sobre Eros o sobre Lícidas,
entonces mi canto fluye agradable por mi boca.

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Sánchez Sergueeva, M. (22 de febrero de 2024). Bión fragmento 9. Epistemomanía. https://epistemomania.com/bion-fragmento-9/

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Mosco de Siracusa. Idilio «Eros fugitivo»

MOSCHUS. ΕΡΩΣ ΔΡΑΠΕΤΗΣ

Ἁ Κύπρις τὸν Ἔρωτα τὸν υἱέα μακρὸν ἐβώστρει·
“ὅστις ἐνὶ τριόδοισι πλανώμενον εἶδεν Ἔρωτα,
δραπετίδας ἐμός ἐστιν· ὁ μανύσας γέρας ἑξεῖ.
μισθός τοι τὸ φίλημα τὸ Κύπριδος· ἢν δ’ ἀγάγῃς νιν,
οὐ γυμνὸν τὸ φίλημα, τὺ δ’, ὦ ξένε, καὶ πλέον ἑξεῖς.
ἔστι δ’ ὁ παῖς περίσαμος· ἐν εἴκοσι πᾶσι μάθοις νιν.
χρῶτα μὲν οὐ λευκὸς πυρὶ δ’ εἴκελος· ὄμματα δ’ αὐτῷ
δριμύλα καὶ φλογόεντα· κακαὶ φρένες, ἁδὺ λάλημα·
οὐ γὰρ ἴσον νοέει καὶ φθέγγεται· ὡς μέλι φωνά,
ὡς δὲ χολὰ νόος ἐστίν· ἀνάμερος, ἠπεροπευτάς,
οὐδὲν ἀλαθεύων, δόλιον βρέφος, ἄγρια παίσδων.
εὐπλόκαμον τὸ κάρανον, ἔχει δ’ ἰταμὸν τὸ μέτωπον.
μικκύλα μὲν τήνῳ τὰ χερύδρια, μακρὰ δὲ βάλλει·
βάλλει κεἰς Ἀχέροντα καὶ εἰς Ἀΐδεω βασίλεια.
γυμνὸς ὅλος τό γε σῶμα, νόος δέ οἱ εὖ πεπύκασται,
καὶ πτερόεις ὡς ὄρνις ἐφίπταται ἄλλον ἐπ’ ἄλλῳ,
ἀνέρας ἠδὲ γυναῖκας, ἐπὶ σπλάγχνοις δὲ κάθηται.
τόξον ἔχει μάλα βαιόν, ὑπὲρ τόξω δὲ βέλεμνον—
τυτθὸν μὲν τὸ βέλεμνον, ἐς αἰθέρα δ’ ἄχρι φορεῖται—
καὶ χρύσεον περὶ νῶτα φαρέτριον, ἔνδοθι δ’ ἐντί
τοὶ πικροὶ κάλαμοι τοῖς πολλάκι κἀμὲ τιτρώσκει.
πάντα μὲν ἄγρια ταῦτα· πολὺ πλέον ἁ δαῒς αὐτῶ·
βαιὰ λαμπὰς ἐοῖσα τὸν ἅλιον αὐτὸν ἀναίθει.
ἢν τύγ’ ἕλῃς τῆνον, δήσας ἄγε μηδ’ ἐλεήσῃς,
κἢν ποτίδῃς κλαίοντα, φυλάσσεο μή σε πλανάσῃ·
κἢν γελάῃ, τύ νιν ἕλκε, καὶ ἢν ἐθέλῃ σε φιλῆσαι,
φεῦγε· κακὸν τὸ φίλημα· τὰ χείλεα φάρμακον ἐντί.
ἢν δὲ λέγῃ, ‘λάβε ταῦτα· χαρίζομαι ὅσσα μοι ὅπλα,’
μὴ τὺ θίγῃς πλάνα δῶρα, τὰ γὰρ πυρὶ πάντα βέβαπται.”

Cipris llama con un gran grito a su hijo Eros.
«Si alguien ha visto a Eros vagando por las encrucijadas,
se ha escapado de mí. El que me informe tendrá una recompensa.
La recompensa será un beso de Cipris, pero cuando lo hayas traído,
recibirás tú, huésped, más que un simple beso.
El niño es muy distinguido. Lo reconocerías entre veinte.
Su piel no es blanca, sino semejante al fuego. Su mirada
es penetrante y radiante. Sus intenciones son perversas, pero su habla
es dulce. Pues no es igual lo que piensa que lo que dice. Su voz es como la miel, su mente como la bilis. Es salvaje, engañador,
mentiroso, un crío engañoso que juega salvajemente.
Tiene una hermosa cabellera, pero una cara atrevida.
Sus manos son pequeñas, pero disparan a larga distancia.
Alcanza hasta el Aqueronte y también la morada de Hades.
Su cuerpo está totalmente desnudo, pero su pensamiento bien cubierto.
Como un pájaro alado vuela de una a otra persona,
hombres y mujeres, y se posa en sus corazones.
Tiene un arco muy corto y en él, una flecha:
un dardo pequeño, pero que llega hasta la cima del cielo.
En la espalda lleva un pequeño carcaj de oro y dentro
están las punzantes flechas con las que frecuentemente me hiere.
Todas estas cosas son crueles y su antorcha lo es más aun.
La antorcha, aun siendo pequeña, abrasa al sol.
Si lo capturas, átalo y no tengas compasión.
Si ves que llora, ten cuidado de que no te engañe.
Si se ríe, arrástralo, y si te quiere besar,
huye. Su beso es dañino, sus labios son veneno.
Si dice ‘Acepta esto, te entrego mis armas’,
no cojas los engañosos regalos, han sido templados con fuego.»


A Young Girl Defending Herself against Eros, de Bouguereau.

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Sánchez Sergueeva, M. (17 de febrero de 2024). Mosco de Siracusa. Idilio «Eros fugitivo». Epistemomanía. https://epistemomania.com/mosco-de-siracusa-idilio-eros-fugitivo/

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Catulo. Poema I

Catulo I

Quoi dono lepidum novum libellum
arida modo pumice expolitum?
Corneli, tibi: namque tu solebas
meas esse aliquid putare nugas
iam tum, cum ausus es unus Italorum
omne aevum tribus explicare cartis,
doctis, Iuppiter, et laboriosis.
quare habe tibi quidquid hoc libelli,
qualecumque: quod, ‹o› patrona virgo
plus uno maneat perenne saeclo.

¿A quién le entrego un librito divertido y nuevo
recién pulido por la árida pómez?
A ti, Cornelio, pues tu solías
pensar que eran algo mis tonterías.
Ya entonces cuando de atreviste, el único de los ítalos,
a explicar toda la historia en tres libros
doctos, Júpiter, y laboriosos.
Por eso ten para ti cualquier cosa que sea este librito,
valga lo que valga, el cual, oh doncella protectora,
ojalá permanezca por siempre más de un siglo.

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Sánchez Sergueeva, M. (15 de febrero de 2024). Catulo. Poema I. Epistemomanía. https://epistemomania.com/catulo-poema-i/

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Catulo. Poema II «Passer»

Catulo II

Passer, deliciae meae puellae,
quicum ludere, quem in sinu tenere,
quoi primum digitum dare adpetenti
et acris solet incitare morsus,
cum desiderio meo nitenti
carum nescioquid libet iocari,
et solaciolum sui doloris:
credo, tum gravis acquiescat ardor:
tecum ludere, sicut ipsa, possem
et tristis animi levare curas!

Pajarillo, delicias de mi chica,
con quien ella suele jugar, al que suele tener en su regazo
y a quien suele dar la punta del dedo cuando se lo pide
y suele incitar sus dolorosos picotazos.
Cuando a mi radiante deseo
le agrada jugar a no sé qué cosa querida,
para descansito de su dolor,
creo que entonces se aplaque su ardiente pasión.
¡Ojalá pudiera como ella jugar contigo
y aliviar las tristes preocupaciones de mi alma!

Lesbia y su gorrión. De Edward John Poynter, 1907.

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Sánchez Sergueeva, M. (14 de febrero de 2024). Catulo. Poema II «Passer». Epistemomanía. https://epistemomania.com/catulo-poema-ii/

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Catulo. Poema VIII

Catulo VIII

Miser Catulle, desinas ineptire,
et quod vides perisse perditum ducas.
fulsere quondam candidi tibi soles,
cum ventitabas quo puella ducebat,
amata nobis quantum amabitur nulla.
ibi illa multa cum iocosa fiebant,
quae tu volebas nec puella nolebat,
fulsere vere candidi tibi soles.
nunc iam illa non vult: tu quoque impote‹ns, noli›
nec quae fugit sectare, nec miser vive,
sed obstinata mente perfer, obdura.
vale, puella. iam Catullus obdurat
nec te requiret nec rogabit invitam:
at tu dolebis, cum rogaberis nulla.
scelesta, vae te! quae tibi manet vita?
Quis nunc te adibit? cui videberis bella?
quem nunc amabis? cuius esse diceris?
quem basiabis? cui labella mordebis?
at tu, Catulle, destinatus obdura.

Desdichado Catulo, deja de hacer tonterías
y considera perdido lo que ves que se ha perdido.
En otro tiempo los radiantes soles brillaron para ti
cuando venías a donde la muchacha te llevaba,
amada por mí como ninguna será amada.
Cuando allí surgían aquellas muchas cosas agradables,
las cuales tú querías y la joven no decía que no,
ciertamente brillaron radiantes soles para ti.
Ahora ella ya no las quiere. Tú, incontrolable, tampoco quieras.
Ni persigas lo que huye, ni vivas desdichado,
sino que aguanta firmemente, resiste.
Adiós, muchacha, ahora Catulo resiste.
Y no te buscará ni te rogará sin que tú quieras.
Ahora bien, tú te lamentaras cuando nadie te solicite.
¡Malvada, ay de ti! ¿Qué vida te espera?
¿Quién se te acercará ahora? ¿A quién le parecerás hermosa?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién dirás que eres?
¿A quién besarás? ¿A quién le morderás los labios?
Pero tú, Catulo, resiste firmemente.

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Sánchez Sergueeva, M. (14 de febrero de 2024). Catulo. Poema VIII. Epistemomanía. https://epistemomania.com/catulo-poema-viii/

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Anacreónticas fragmento 9

Anacreónticas fr. 9

ἄφες με, τοὺς θεούς σοι,
πιεῖν, πιεῖν ἀμυστί·
θέλω, θέλω μανῆναι.
ἐμαίνετ᾿ Ἀλκμαίων τε
χὠ λευκόπους Ὀρέστης 5
τὰς μητέρας κτανόντες·
ἐγὼ δὲ μηδένα κτάς,
πιὼν δ᾿ ἐρυθρὸν οἶνον
θέλω, θέλω μανῆναι.
ἐμαίνετ᾿ Ἡρακλῆς πρὶν 10
δεινὴν κλονῶν φαρέτρην
καὶ τόξον Ἰφίτειον.
ἐμαίνετο πρὶν Αἴας
μετ᾿ ἀσπίδος κραδαίνων
τὴν Ἕκτορος μάχαιραν· 15
ἐγὼ δ᾿ ἔχων κύπελλον
καὶ στέμμα τοῦτο χαίτης,
οὐ τόξον, οὐ μάχαιραν,
θέλω, θέλω μανῆναι.

Benévolos dioses, permitidme
beber, beber de un trago.
¡Quiero y deseo enloquecer!
Enloquecieron Alcmeón
y Orestes el de blancos pies1
al matar a sus madres.
Y yo no he matado a nadie,
pero tras beber el rojo vino
quiero volverme loco, lo deseo.
Una vez Heracles enloqueció
agitando su terrible aljaba
y el arco de Ífito2.
Áyax se volvió loco un día
agitando el escudo
y la espada de Héctor3.
Y yo tengo esta copa
y esta guirnalda en mi cabello,
no tengo ni arco ni espada.
¡Quiero, quiero enloquecer!

Cerámica de figuras negras que representa el suicidio de Áyax. Ca. 530 a.C.

  1. Cf. Campbell (1988): 173. «Orestes killed Clytemnestra to avenge his father Agamemnon; ‘white-footed’ perhaps because barefoot in his madness.» ↩︎
  2. Heracles mató a Ífito y se quedó con su arco. Después lo utilizó para matar a Mégara. ↩︎
  3. Héctor le dio a Áyax su espada cuando se enfrentaron en el primer duelo (Ilíada VII, 303-305). Con esa misma espada Áyax se suicidó (Cf. Sófocles, Áyax vv. 815-820: «La que me ha de matar está clavada por donde más cortante podrá ser, si alguno tiene, incluso, la calma de calcularlo. Es un regalo de Héctor, el que me es más aborrecible de mis huéspedes, y el más odioso a mi vista.») ↩︎

BIBLIOGRAFÍA

Alamillo, A. (1981). Sófocles, Tragedias. Gredos.

Campbell, D. (1988). Greek Lyric, Volume II: Anacreon, Anacreontea, Choral Lyric from Olympus to Alcman. (LOEB) Harvard University Press.

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Sánchez Sergueeva, M. (11 de febrero de 2024). Anacreónticas fragmento 9. Epistemomanía. https://epistemomania.com/anacreonticas-fragmento-9/

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Anacreónticas fragmento 6

Anacreónticas fr. 6

στέφος πλέκων ποτ᾿ εὗρον
ἐν τοῖς ῥόδοις Ἔρωτα,
καὶ τῶν πτερῶν κατασχὼν
ἐβάπτισ᾿ εἰς τὸν οἶνον,
λαβὼν δ᾿ ἔπινον αὐτόν·
καὶ νῦν ἔσω μελῶν μου
πτεροῖσι γαργαλίζει.

Un día al estar trenzando una guirnalda encontré
a Eros entre las rosas.
Tras agarrarlo de sus alas,
lo sumergí en el vino.
Lo cogí y me lo bebí.
Y ahora dentro de mi cuerpo
me hace cosquillas con sus alas.

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Sánchez Sergueeva, M. (11 de febrero de 2024). Anacreónticas fragmento 6. Epistemomanía. https://epistemomania.com/anacreonticas-fragmento-6/

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«Las flechas de Eros» en la Antología Palatina

Alceo de Mesene AP V, 10

Ἐχθαίρω τὸν Ἔρωτα· τί γὰρ βαρὺς οὐκ ἐπὶ θῆρας
ὄρνυται, ἀλλ᾽ ἐπ᾽ ἐμὴν ἰοβολεῖ κραδίην;
τί πλέον εἰ θεὸς ἄνδρα καταφλέγει; ἢ τί τὸ σεμνὸν
δῃώσας ἀπ᾽ ἐμῆς ἆθλον ἔχει κεφαλῆς;

Odio a Eros. ¿Por qué contra las fieras no se arroja violentamente,
sino que lanza flechas a mi corazón?
¿De qué sirve que un dios abrase a un hombre? ¿O qué honor
recibe como premio por mi cabeza tras matarme?

Arquias AP V, 58

Νήπι᾽ Ἔρως, πόρθει με· τὸ κρήγυον εἴς με κένωσον
πᾶν σὺ βέλος, λοιπὴν μηκέτ᾽ ἀφεὶς γλυφίδα,
ὡς ἂν μοῦνον ἕλοις ἰοῖς ἐμέ, καί τινα χρῄζων
ἄλλον ὀιστεῦσαι, μηκέτ᾽ ἔχοις ἀκίδα.

Infantil Eros, destrúyeme. Esto es útil: Tú, vacía contra mí
todas las flechas hasta que no dejes ninguna en la aljaba,
para que solo me mates con tus flechas, y al querer
disparar a otra persona, no tengas ningún dardo.

Anónimo o Arquias AP V, 98

Ὁπλίζευ, Κύπρι, τόξα καὶ εἰς σκοπὸν ἥσυχος ἐλθὲ
ἄλλον· ἐγὼ γὰρ ἔχω τραύματος οὐδὲ τόπον.

Cipris, equípate el arco y vete tranquilamente a por otra víctima.
Pues yo no tengo espacio en mi cuerpo para una herida.

Meleagro AP V, 179

Ναὶ τὰν Κύπριν, Ἔρως, φλέξω τὰ σὰ πάντα πυρώσας,
τόξα τε καὶ Σκυθικὴν ἰοδόκον φαρέτρην.
φλέξω, ναί. . . . τί μάταια γελᾷς καὶ σιμὰ σεσηρὼς
μυχθίζεις; τάχα που σαρδάνιον γελάσεις.
ἦ γάρ σευ τὰ ποδηγὰ Πόθων ὠκύπτερα κόψας
χαλκόδετον σφίγξω σοῖς περὶ ποσσὶ πέδην.
καίτοι Καδμεῖον κράτος οἴσομεν, εἴ σε πάροικον
ψυχῇ συζεύξω, λύγκα παρ᾽ αἰπολίοις.
ἀλλ᾽ ἴθι, δυσνίκητε, λαβὼν δ᾽ ἔπι κοῦφα πέδιλα
ἐκπέτασον ταχινὰς εἰς ἑτέρους πτέρυγας.

Sí, por Cipris, Eros, incendiaré todo esto:
el arco y el carcaj de Escitia lleno de flechas.
En efecto, lo quemaré. ¿Por qué te ríes sin motivo, burlándote
con la nariz chata? Quizás pronto te rías con amargura.
Pues cortaré tus ágiles alas que guían al deseo,
y ataré tus pies con grilletes de bronce.
Y tendremos una victoria de Cadmo si junto a
mí alma te ato, lince entre el aprisco de cabras.
Venga, vete, ser indomable, tras coger tus leves sandalias,
bate tus ágiles alas hacia otra parte.

Meleagro AP V, 180

Τί ξένον, εἰ βροτολοιγὸς Ἔρως τὰ πυρίπνοα τόξα
βάλλει καὶ λαμυροῖς ὄμμασι πικρὰ γελᾷ;
οὐ μάτηρ στέργει μὲν Ἄρη, γαμέτις δὲ τέτυκται
Ἁφαίστου, κοινὰ καὶ πυρὶ καὶ ξίφεσι;
ματρὸς δ᾽ οὐ μάτηρ ἀνέμων μάστιξι Θάλασσα
τραχὺ βοᾷ, γενέτας δ᾽ οὔτε τις οὔτε τινός;
τοὔνεκεν Ἁφαίστου μὲν ἔχει φλόγα, κύμασι δ᾽ ὀργὰν
στέρξεν ἴσαν, Ἄρεως δ᾽ αἱματόφυρτα βέλη.

¿Qué hay de inusual si Eros, el funesto para los mortales, lanza flechas
de fuego y ríe cruelmente con ojos brillantes?
¿Acaso su madre no ama a Ares y no es esposa de
Hefesto, compartiendo tanto el fuego como la espada?
¿Y la madre de su madre, el Mar, no brama
salvajemente por el azote de los vientos? Y su padre no es nadie.
Tiene el fuego de Hefesto. Ama con ira como las olas.
De Ares tiene las armas ensangrentadas.

Leónidas AP V, 188

Οὐκ ἀδικέω τὸν Ἔρωτα, γλυκύς· μαρτύρομαι αὐτὴν
Κύπριν· βέβλημαι δ᾽ ἐκ δολίου κέραος
καὶ πᾶς τεφροῦμαι· θερμὸν δ᾽ ἐπὶ θερμῷ ἰάλλει
ἄτρακτον, λωφᾷ δ᾽ οὐδ᾽ ὅσον ἰοβολῶν.
χὠ θνητὸς τὸν ἀλιτρὸν ἔγωγ᾿, εἰ θνητὸς ὁ δαίμων,
τίσομαι· ἐγκλήμων δ᾽ ἔσσομ᾽ ἀλεξόμενος;

Yo no injurio a Eros, soy amable. Llamo como testigo
a la propia Cipris. Pero fui alcanzado por su arco traicionero
y ardo por completo hasta convertirme en cenizas. Una flecha ardiente tras otra me lanza sin parar ni un momento de disparar.
Yo, que soy mortal, me vengaré de este malvado si acaso este dios es mortal. ¿Y seré acusado al defenderme?

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Sánchez Sergueeva, M. (10 de febrero de 2024). «Las flechas de Eros» en la Antología Palatina. Epistemomanía. https://epistemomania.com/las-flechas-de-eros-en-la-antologia-palatina/

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