Oh inmortal Afrodita de adornado trono, urdidora e hija de Zeus, te suplico que no domines con sufrimiento y dolor mi corazón, oh soberana,
sino que vengas aquí, si alguna vez a lo lejos escuchaste y atendiste a mis súplicas y, tras abandonar la casa de tu padre, acudiste
en el dorado carro uncido. Bellos y veloces gorriones te trajeron a la negra tierra, batiendo rápidamente las alas desde el cielo por el medio del aire.
En seguida llegaron. Tú, oh dichosa, con una sonrisa en tu rostro inmortal me preguntaste por qué sufro otra vez y por qué de nuevo te imploro
y qué es lo que más deseo con mi corazón desenfrenado. «¿Pero esta vez a quién voy a persuadir para guiarle hacia tu afecto? ¿Quién, oh Safo, te aflige?
Pues si huye, pronto te perseguirá; si no acepta los regalos, te los dará; si no te ama, pronto te amará, incluso si no quiere.»
¡Ven hacia mí ahora y libérame de las dolorosas preocupaciones! ¡Y haz todo cuánto mi corazón desea que se cumpla y sé tú misma mi aliada!
Puesto que nací mortal para recorrer el camino de la vida, sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero no cuánto me queda por recorrer. Preocupaciones, ¡dejadme en paz! Que no haya nada entre nosotros. Antes de que me alcance la muerte, voy a jugar, reír, y bailar con el bello Liberador1 Epíteto de Dioniso.
Dioniso con sátiros. Detalle del interior de un kylix de figuras rojas, 575 a.C.
La negra tierra bebe, y los árboles se la beben, el mar se bebe los torrentes, el sol se bebe el mar, la luna se bebe el sol. ¿Compañeros, por qué os peleáis conmigo, que también quiero beber?
Escena simposíaca. Detalle del exterior de un kylix.
¡Bebamos! ¿Por qué esperamos a los candiles? ¡Acaba de amanecer! Cariño, coge las grandes y multicolores copas. El hijo de Sémele y de Zeus dio el vino a los seres humanos para que se olviden de las preocupaciones. ¡Vierte mezclando un tercio de vino con dos de agua hasta llenar el borde y echa una copa tras otra…!
Escena simposíaca de la Tumba del nadador de Paestum.
Véase también Anacreónticas fr. 45 en el que se menciona que el vino hace que nuestras preocupaciones cesen.
Cuando en las violentas tormentas los marineros temen a los fuertes vientos, arrojan la carga y dirigen la nave a tierra firme. Ojalá yo no navegue de un lugar a otro durante la tormenta ni esté dispuesto a tirar al profundo mar todos los bienes deshonrosos y honrosos.
Sino que Nereo, que dirige su procesión en el mar, si es posible, reciba mis mercancías…
Кораблекрушение у скал (Naufragio en las rocas), Aivazovski. 1870
Imagen del Oxyrhynchus papyri 1931 fr. 9 que contiene los versos fragmentados de este poema
*Texto con las conjeturas de la edición de Edmonds (1922).
Referencias: Edmonds, J. M. (1992). Lyra graeca (vol. 1). William Heinemann.
Lucero de la mañana, no hieras a Eros ni aprendas a tener un corazón despiadado cuando te juntes con Ares. Sino que al igual que antes, al ver a Faetón en casa de Clímene, no cogiste el camino rápido desde el este, del mismo modo esta noche, la cual he deseado y ha aparecido, regresa lentamente como los cimerios1.
El amor que tengo es una herida. De mi herida se derrama como la sangre una lágrima, y mi herida nunca cicatriza. También estoy debilitado por la desgracia y Macaón2 no me administra sus fármacos calmantes que necesito. Soy Télefo3. Muchacha, sé mi leal Aquiles. Cálmame mi dolor con tu belleza, la misma con la que me heriste.
Aquiles curando a Télefo. Relieve de mármol, I a.C., hallado en Herculano.
Recogen las uvas anualmente y nadie se aleja de las zarzas cuando corta el racimo. Pero a ti, de brazos rosados, objeto de mis pensamientos, te tengo entrelazada en una elegante cuerda y cosecho tu amor. Ni un verano ni otra primavera puedo esperar porque para mí tú estás llena por completo de gracia. Que todo el tiempo estés en la flor de la juventud. Pero si te llega una zarza torcida al arrugarte, lo soportaré porque te quiero.
Una vez un pastor, al ver a Níobe llorar, se asombró al saber que una piedra pudiera llorar. Pero de mí, que me lamentaba en la larga oscuridad de la noche, no se compadecía Evipe, piedra en vida. En ambos casos el culpable es Eros, que lleva el dolor a Níobe por sus hijos y portador de mis sufrimientos.
Niobe transformed into the Weeping Rock. De Artus Scheiner, 1920.
Tu boca me alcanza con gracia; tu cara, con flores; tus ojos, con amor; tus manos, con la lira. Con tus ojos robas la luz de mi mirada; con un poema, mis oídos. En todas partes atrapas a los desgraciados solteros.
«Mañana te veré». Pero nunca sucede, sino que la espera, como de costumbre, siempre se demora. Esto es lo que me agradeces, a mí que te deseo. A otros les llevas regalos, pero tú rechazas mi lealtad. «Por la tarde te veré». Pero ¿qué es «por la tarde» para una mujer? La vejez llena de innumerables arrugas.
Más allá de las expectativas llegaste a mí, que te ansiaba. Y con asombro sacudiste por completo la ilusión de dentro de mi corazón y tiemblo. Mi corazón se estremece profundamente por la pasión, mi alma se está ahogando en las olas de Cipris. Venga, sálvame, a mí que soy un náufrago, cuando aparezca en tierra firme, acogiéndome dentro de tu puerto.
¿Por qué la espada está fuera de la vaina? No es, muchacha, para cometer ningún mal contra Cipris, sino para enseñarle a Ares, que aunque sea cruel, fue sometido por la dulce Cipris. Esta espada es la compañera de mi amor, y no necesito un espejo, sino que en ella misma yo me miro. Soy bello porque estoy enamorado. Pero si tú te olvidas de mí, la espada se hundirá en mi costado.
Con oro yo voy en busca del amor. Pues ni con el arado ni con la pala se hace el trabajo de las abejas, sino con el rocío primaveral. El oro es el hábil trabajador de la miel de la diosa nacida de la espuma.
Referencias: Paton, W. R. (1917). The Greek Anthology, Volume I: Books 1-5. Harvard University Press.
Según la Odisea, los cimerios vivían en el extremo de la tierra y allí nunca había sol, solo oscuridad. Cf. Od. 13, vv. 12-19. ↩︎
Macaón, hijo de Asclepio e ilustre médico en la Ilíada. Ἀσκληπιοῦ υἱόν, ἀμύμονος ἰητῆρος (Il. 2, 194). ↩︎
Télefo aparece mencionado una vez en la Odisea (Od. 11, 519) como padre de de Eurípilo. Por referencias a obras perdidas se sabe que antes de la expedición a Troya, Aquiles hirió con su lanza a Télefo en Misia. Télefo consultó al oráculo, que le respondió que sólo Aquiles podría curarle. Logró convencer a Aquiles y este le curó aplicándole en la herida los restos del óxido de su lanza. Cf. Ov. Pont. 2, 2, v. 26: profuit et Myso Pelias hasta duci (El pelida ayudó con su lanza al general de Misia) ↩︎
Aleksandr Pushkin (1799-1837) para su poema Земля и море «Tierra y Mar» toma como fuente al poeta bucólico Mosco (s. II a.C.), a quien cita al comienzo. Ambos poemas son un contraste entre el mar tranquilo y el mar agitado. El mar es peligroso, pero ¿por qué nos atrae? Cuando está en calma, su belleza y el susurro de sus olas, al igual que el canto de las sirenas en la Odisea, nos cautiva. Pero en cuanto el viento sopla violentamente e hincha el espumoso mar, naufragamos o huimos. Y al escapar, no queda más opción que refugiarnos en la tierra, allí donde, fuera de los peligros de Poseidón, también se puede encontrar la tranquilidad.
Cuando tranquilamente el viento se arroja sobre el glauco mar, mi cobarde corazón se anima, y ya la tierra no deseo, sino que el inmenso mar me agrada más. Pero cuando el grisáceo mar brama e hinchado forma espuma y las enormes olas se enfurecen, miro hacia la tierra y hacia los árboles, y huyo del mar. La tierra es bienvenida para mí y el sombrío bosque me agrada, allí donde, incluso si el fuerte viento sopla, el pino canta. El pescadero lleva una vida desgraciada. Su casa es su barco, su trabajo es el mar, y los peces son su presa errante. Sin embargo, bajo la frondosa palmera el sueño es dulce, y me gustaría escuchar la fuente que de cerca, al hacer ruido, agrada y no molesta al campesino.
Mosco prefiere la tranquilidad del mar al de la tierra, solo si éste está en calma. Pero si el mar empieza a agitarse por el viento, entonces se dirige a la tierra, donde el bosque lo acoge con el sonido del zarandeo de las hojas. Además, hace referencia a la dura vida del pescador, cuyo hogar es el mar y cuya vida es una incertidumbre, que depende del azar de la naturaleza.
Земля и море de Aleksandr Pushkin
Идиллия Мосха
Когда по синеве морей Зефир скользит и тихо веет В ветрила гордых кораблей И челны на волнах лелеет; Забот и дум слагая груз, Тогда ленюсь я веселее — И забываю песни муз: Мне моря сладкий шум милее. Когда же волны по брегам Ревут, кипят и пеной плещут, И гром гремит по небесам, И молнии во мраке блещут, — Я удаляюсь от морей В гостеприимные дубровы; Земля мне кажется верней, И жалок мне рыбак суровый: Живет на утлом он челне, Игралище слепой пучины. А я в надежной тишине Внимаю шум ручья долины.
Idilio de Mosco
Cuando sobre el azul de los mares El Céfiro se desliza y sopla suavemente En las velas de los orgullosos barcos Y en las olas acaricia las barcas; Entonces, dejando la carga de preocupaciones y pensamientos, Estoy perezoso, pero más alegre — Y olvido las canciones de las Musas: Me es más querido el dulce susurro del mar. Cuando las olas en las costas Rugen, hierven y salpican con la espuma, Y el trueno resuena en los cielos, Y los relámpagos resplandecen en la oscuridad, — Yo me alejo de los mares Hacia los hospitalarios robledales; La tierra me parece más segura, Y el severo pescador me da lástima. Vive en una frágil embarcación, Juguete del ciego abismo, Mientras yo en la amparada tranquilidad, Escucho el sonido del arroyo del valle.
Estamos ante un precioso poema de Pushkin con rima consonante y numerosas palabras poéticas, algunas ya en desuso como ветрила o челн. Cuando el glauco mar está en calma, a Pushkin le agrada, pues sus preocupaciones cesan y tan solo escucha el susurro de las olas. Pero si el mar empieza a rugir, entonces se refugia en la calma del valle. Es interesante el uso de Зефир para referirse al viento, pues Céfiro es el dios del viento del oeste. Mosco caracteriza al mar como un ser enfurecido, que grita y forma espuma, de igual manera Pushkin le está dando vida y fuerza al mar al emplear реветь, que es el rugir propio de los animales, y al usar кипеть «hervir» y плескаться «salpicar». Mosco dice γᾶ δέ μοι ἀσπαστά «la tierra es bienvenida para mí», Pushkin también lo hace, pero lo expresa con гостеприимные дубровы «los hospitalarios robledales». Al igual que Mosco, Pushkin también habla del pescador, que vive en una frágil embarcación, como si fuera un juguete en medio del abismo del mar.
Вид Константинополя и Босфора, de Aivazovski (1856)
Гнев морей, de Aivazovski (1886)
Por último, me gustaría contraponer las imágenes del mar en calma y el mar agitado mediante estos dos cuadros del pintor ruso Aivazovski, cuya temática de sus pinturas siempre estuvo ligada a los paisajes marítimos.
No entiendo la revuelta de los vientos. Una ola se arroja aquí y otra allá, y nosotros en medio somos llevados junto con la negra nave, estando muy fatigados por la gran tormenta. Pues el agua de la sentina4Cavidad inferior de la nave en la que se reúnen las aguas que se filtran por sus costados y por cubierta alcanza el pie del mástil. Ya la vela es transparente y hay enormes agujeros en ella, y las drizas5Cuerda o cabo para izar o arriar las velas se aflojan.