Ósip Mandelshtam – Una inexpresable tristeza

Una inexpresable tristeza

Una inexpresable tristeza
Abrió dos enormes ojos, –
Se despertó un florero,
derramando su cristal.

Toda la habitación impregnada
De placentera languidez – ¡dulce medicina!
Un reino tan pequeño
Absorbió tanto sueño.

Un poco de vino tinto,
Un poco de mayo soleado –
Y, rompiendo un delicadito bizcocho,
Una blancura de los más delicados dedos.

Ósip Mandelshtam, 1909.

Невыразимая печаль

Невыразимая печаль
Открыла два огромных глаза,—
Цветочная проснулась ваза
И выплеснула свой хрусталь.

Вся комната напоена
Истомой — сладкое лекарство!
Такое маленькое царство
Так много поглотило сна.

Немного красного вина,
Немного солнечного мая —
И, тоненький бисквит ломая,
Тончайших пальцев белизна.

Осип Мандельштам, 1909.

Citar este post:

Sánchez Sergueeva, M. (23 de junio de 2024). Ósip Mandelshtam – Una inexpresable tristeza. Epistemomanía. https://epistemomania.com/osip-mandelshtam-una-inexpresable-tristeza/

Ósip Mandelshtam – Una inexpresable tristeza Leer más »

Ezra Pound – Homage to Quintus Septimus Florentis Christianus

Homage to Quintus Septimus Florentis Christianus

(Ex libris Graecae)

I

Theodorus will be pleased at my death,
And someone else will be pleased at the death of Theodorus,
And yet everyone speaks evil of death.

II

This place is the Cyprian’s for she has ever the fancy
To be looking out across the bright sea,
Therefore the sailors are cheered, and the waves
Keep small with reverence, beholding her image.
Anyte

III

A sad and great evil is the expectation of death
And there are also the inane expenses of the funeral;
Let us therefore cease from pitying the dead
For after death there comes no other calamity.
Palladas

IV

Troy
Whither, O city, are your profits and your gilded shrines,
And your barbecues of great oxen,
And the tall women walking your streets, in gilt clothes,
With their perfumes in little alabaster boxes?
Where is the work of your home-born sculptors?
Time’s tooth is into the lot, and war’s and fate’s too.
Envy has taken your all,
Save your douth and your story.
Agathias Scholasticus

V

Woman? Oh, woman is a consummate rage,
but dead, or asleep, she pleases.
Take her. She has two excellent seasons.
Palladas

VI

Nicarchus upon Phidon his doctor
Phidon neither purged me, nor touched me,
But I remembered the name of his fever medicine and died.

Pound, E. (1926). Personae. New Directions.

Ezra Pound – Homage to Quintus Septimus Florentis Christianus Leer más »

Teichoscopia

Teichoscopia del griego τειχοσκοπία significa “visión desde la muralla” y por este título eran conocidos los vv. 161-246 del canto III de la Ilíada, puesto que Helena y Príamo no combaten, sino que observan la guerra desde la muralla. Esta escena homérica es recreada desde un punto de vista irónico en el poema Teichoscopia de Luis Alberto de Cuenca, en el que el rey troyano Príamo, tras nueve años de guerra, pregunta a Helena quiénes son los enemigos.

Luis Alberto de Cuenca – Teichoscopia

Tras nueve años de guerra, el rey de Troya
no sabe quiénes son sus enemigos.
Se lo pregunta a Helena, allá en lo alto
de la muralla: «Dime, Helena, hija,
¿quién es ese que saca la cabeza
a los demás y que parece un rey
por su modo de andar y por su porte
señorial?» «Mi cuñado, Agamenón,
un hombre insoportable que no cesa
de gruñir, el peor de los esposos
y un mal padre.» «¿Y el rubio que está al lado?»
«Es mi marido, Menelao, un idiota
que no supo apreciar como es debido
lo que tenía en casa y no comprende
a las mujeres.» Príamo registra
la información de Helena en su vetusto
cerebro, y continúa preguntando:
«Y ese otro de ahí, de firme pecho
y anchos hombros, que va y viene nervioso
por el campo, las manos a la espalda,
como quien trama algo, ¿quién es ese?»
«Odiseo de Ítaca, un fullero
de quien nadie se fía, un sinvergüenza.»
«¡Caramba con los griegos!», piensa Príamo,
y le dice a la novia de su hijo:
«Otros veo, muy altos y muy fuertes,
que destacan del resto. Por ejemplo,
esa masa magnífica de músculos
que está sentada al fondo, a la derecha…»
«Es Ayante, una bestia lujuriosa
y prepotente, un grandullón con menos
inteligencia que una lagartija.»
«¡Qué bien hice estos años —piensa Príamo—
sin saber quiénes eran estos tipos!
Basta que gente así reclame a Helena
para no devolverla.» Y en voz alta
dice a la chica: «¿Dónde estará Paris?»
«Imagino que en la peluquería,
haciéndose las uñas y afeitándose.»
«Ayúdame a bajar de la muralla
y vamos en su busca, que os invito
a los dos a una copa en el palacio.»

Helen and Priam at the Scaen Gate. De Richard Cook (1784–1857).

Tras 9 años de guerra, Príamo le pregunta a Helena quiénes son los combatientes griegos. Luis Alberto de Cuenca reproduce los vv. 167-170 del canto III al decir:

«¿quién es ese que saca la cabeza / a los demás y que parece un rey / por su modo de andar y por su porte señorial?»
ὅς τις ὅδ᾽ ἐστὶν Ἀχαιὸς ἀνὴρ ἠΰς τε μέγας τε. / ἤτοι μὲν κεφαλῇ καὶ μείζονες ἄλλοι ἔασι, / καλὸν δ᾽ οὕτω ἐγὼν οὔ πω ἴδον ὀφθαλμοῖσιν, / οὐδ᾽ οὕτω γεραρόν: βασιλῆϊ γὰρ ἀνδρὶ ἔοικε. (Ilíada. 3. 167-170)

Helena le contesta que es su cuñado Agamenón, a quien lo califica como un “hombre insoportable que no cesa de gruñir”. El poeta opta por poner esas palabras en boca de Helena, aunque en la versión homérica ella lo califica como buen rey y esforzado lancero (ἀμφότερον βασιλεύς τ᾽ ἀγαθὸς κρατερός τ᾽ αἰχμητής . Ilíada. 3. 179)

Luego pregunta «¿Y el rubio que está al lado?» y Helena responde: «Es mi marido, Menelao, un idiota / que no supo apreciar como es debido / lo que tenía en casa y no comprende / a las mujeres». A continuación, recoge parcialmente de nuevo los versos homéricos cuando Príamo le pregunta por Odiseo:

«Y ese otro de ahí, de firme pecho / y anchos hombros, que va y viene nervioso»

‘εἴπ᾽ ἄγε μοι καὶ τόνδε φίλον τέκος ὅς τις ὅδ᾽ ἐστί: / μείων μὲν κεφαλῇ Ἀγαμέμνονος Ἀτρεΐδαο, / εὐρύτερος δ᾽ ὤμοισιν ἰδὲ στέρνοισιν ἰδέσθαι. (Ilíada. 3. 192-194)

Helena le contesta: «Odiseo de Ítaca, un fullero / de quien nadie se fía, un sinvergüenza.», puesto que Odiseo es todo un experto en engañar y en convencer con su astucia por medio de la palabra. Después, Príamo le pregunta: «Por ejemplo, / esa masa magnífica de músculos / que está sentada al fondo, a la derecha…». Ella le responde que es Áyax, calificándolo de “grandullón”, pero añade también que es “un tonto”. Aquí Luis Alberto pone de manifiesto el tópico actual “mucho músculo, pero poca inteligencia”.

«¡Qué bien hice estos años —piensa Príamo— / sin saber quiénes eran estos tipos! / Basta que gente así reclame a Helena / para no devolverla.» Estos versos reflejan que Príamo estaba muy bien antes, viviendo en la ignorancia antes que conociendo la realidad. Por último, Príamo pregunta dónde está su hijo Paris. A lo que Helena le contesta irónicamente: «Imagino que en la peluquería, / haciéndose las uñas y afeitándose.»


Sin duda, este magnífico poema es una parodia de esta situación tan inusual: que el rey troyano no conozca quiénes son sus enemigos después de nueve años de guerra. Aunque resulte sorprendente que tras tantos años de guerra Príamo haga tal pregunta, Príamo bien conoce quienes son sus enemigos.
Veamos lo que ocurrió unos versos antes (Ilíada, III, vv. 148-160), los ancianos Ucalegonte y Anténor contemplan a Helena ascender una torre. Mientras la observan desean que ella se marche cuanto antes para evitar que los troyanos sigan sufriendo:

No es reprensible que troyanos y aqueos, de hermosas grebas,
sufran prolijos males por una mujer como ésta,

cuyo rostro tanto se parece al de las diosas inmortales.
Pero, aun siendo así, váyase en las naves,
antes de que llegue a convertirse en una plaga para nosotros y para nuestros hijos
.

(Traducción de Luis Segalá)

‘οὐ νέμεσις Τρῶας καὶ ἐϋκνήμιδας Ἀχαιοὺς
τοιῇδ᾽ ἀμφὶ γυναικὶ πολὺν χρόνον ἄλγεα πάσχειν
:
αἰνῶς ἀθανάτῃσι θεῇς εἰς ὦπα ἔοικεν:
ἀλλὰ καὶ ὧς τοίη περ ἐοῦσ᾽ ἐν νηυσὶ νεέσθω,
μηδ᾽ ἡμῖν τεκέεσσί τ᾽ ὀπίσσω πῆμα λίποιτο
. 160

Es ante esta incómoda circunstancia que entonces Príamo habla con Helena para decirle que él, a diferencia de otros, no piensa que ella sea la culpable de la guerra y le pide que le cuente quiénes son sus enemigos. Por tanto, Príamo conocía a sus enemigos. Helena merece ser respetada y por ello Príamo le da voz y la hace venir para que así todos los príncipes troyanos, entre ellos los ancianos Ucalegonte y Anténor que hablaban mal de ella, ahora la tengan que escuchar.

Así hablaban. Príamo llamó a Helena y le dijo:
Ven acá, hija querida; siéntate a mi lado
para que veas a tu anterior marido y a sus parientes y amigos
pues a ti no te considero culpable, sino a los dioses
que promovieron contra nosotros la luctuosa guerra de los aqueos
— y me digas cómo se llama ese ingente varón,
quién es ese aqueo gallardo y alto de cuerpo. Otros hay de mayor estatura,
pero jamás vieron mis ojos un hombre tan hermoso
y venerable. Parece un rey.

(Traducción de Luis Segalá)

ὣς ἄρ᾽ ἔφαν, Πρίαμος δ᾽ Ἑλένην ἐκαλέσσατο φωνῇ:
δεῦρο πάροιθ᾽ ἐλθοῦσα φίλον τέκος ἵζευ ἐμεῖο,
ὄφρα ἴδῃ πρότερόν τε πόσιν πηούς τε φίλους τε:
οὔ τί μοι αἰτίη ἐσσί, θεοί νύ μοι αἴτιοί εἰσιν
οἵ μοι ἐφώρμησαν πόλεμον πολύδακρυν Ἀχαιῶν: 165
ὥς μοι καὶ τόνδ᾽ ἄνδρα πελώριον ἐξονομήνῃς
ὅς τις ὅδ᾽ ἐστὶν Ἀχαιὸς ἀνὴρ ἠΰς τε μέγας τε.
ἤτοι μὲν κεφαλῇ καὶ μείζονες ἄλλοι ἔασι,
καλὸν δ᾽ οὕτω ἐγὼν οὔ πω ἴδον ὀφθαλμοῖσιν,
οὐδ᾽ οὕτω γεραρόν: βασιλῆϊ γὰρ ἀνδρὶ ἔοικε. 170

Tras estas palabras, Helena le contesta:

Contestó Helena, divina entre las mujeres:
Me inspiras, suegro amado, respeto y temor.
¡Ojalá la muerte me hubiese sido grata
cuando vine
con tu hijo, dejando, a la vez que el tálamo, a mis hermanos,
mi hija querida y mis amables compañeras!
Pero no sucedió así, y ahora me consumo llorando.
Voy a responder a tu pregunta:
Ése es el poderosísimo Agamenón Atrida,
buen rey y esforzado combatiente,
que fue cuñado de esta desvergonzada, si todo no ha sido sueño.

τὸν δ᾽ Ἑλένη μύθοισιν ἀμείβετο δῖα γυναικῶν:
αἰδοῖός τέ μοί ἐσσι φίλε ἑκυρὲ δεινός τε:
ὡς ὄφελεν θάνατός μοι ἁδεῖν κακὸς ὁππότε δεῦρο
υἱέϊ σῷ ἑπόμην θάλαμον γνωτούς τε λιποῦσα
παῖδά τε τηλυγέτην καὶ ὁμηλικίην ἐρατεινήν. 175
ἀλλὰ τά γ᾽ οὐκ ἐγένοντο: τὸ καὶ κλαίουσα τέτηκα.
τοῦτο δέ τοι ἐρέω ὅ μ᾽ ἀνείρεαι ἠδὲ μεταλλᾷς:
οὗτός γ᾽ Ἀτρεΐδης εὐρὺ κρείων Ἀγαμέμνων,
ἀμφότερον βασιλεύς τ᾽ ἀγαθὸς κρατερός τ᾽ αἰχμητής:
δαὴρ αὖτ᾽ ἐμὸς ἔσκε κυνώπιδος, εἴ ποτ᾽ ἔην γε. 180

REFERENCIAS:
Murray, A. T. (1924): Iliad, Volume 1. Harvard University Press.
Segalá y Estalellam, L. (2011). Homero, Ilíada. Austral.

Citar este post:

Sánchez Sergueeva, M. (21 de junio de 2024). Teichoscopia. Epistemomanía. https://epistemomania.com/teichoscopia/

Teichoscopia Leer más »

Safo fragmento 168B

Safo fr. 168B

δέδυκε μὲν ἀ σελάννα
καὶ Πληΐαδες· μέσαι δὲ
νύκτες, παρὰ δ᾿ ἔρχετ᾿ ὤρα,
ἔγω δὲ μόνα κατεύδω.

Se han puesto la Luna
y las Pléyades.
Es medianoche y el tiempo pasa,
y yo duermo sola.

Christina Rosenvinge en su canción «Hoy duermo sola» se inspira en este fragmento de Safo (168B) y también en el «Poema de Titono».

Citar este post:

Sánchez Sergueeva, M. (21 de junio de 2024). Safo fragmento 168B. Epistemomanía. https://epistemomania.com/safo-fragmento-168b/

Safo fragmento 168B Leer más »

Ezra Pound – Homage to Quintus Septimius Florens Christianus (II)

Ezra Pound – Homage to Quintus Septimius Florens Christianus (II)

This place is the Cyprian’s, for she has ever the fancy
To be looking out across the bright sea;
Therefore the sailors are cheered, and the waves
Keep small with reverence, beholding her image.
Anyte

Ánite (Anth. Gr. 9, 144)

Κύπριδος οὗτος ὁ χῶρος, ἐπεὶ φίλον ἔπλετο τήνᾳ
αἰὲν ἀπ᾿ ἠπείρου λαμπρὸν ὁρῆν πέλαγος,
ὄφρα φίλον ναύτῃσι τελῇ πλόον· ἀμφὶ δὲ πόντος
δειμαίνει, λιπαρὸν δερκόμενος ξόανον.

Ezra Pound – Homage to Quintus Septimius Florens Christianus (II) Leer más »

Bliss Carman – I loved thee, Atthis

ἠράμαν μὲν ἔγω σέθεν Ἄτθι πάλαι ποτά

(Hace tiempo yo te amaba, Atis.) Fr. 49 de Safo

Bliss Carman – I loved thee, Atthis

I loved thee, Atthis, in the long ago,
When the great oleanders were in flower
In the broad herded meadows full of sun.
And we would often at the fall of dusk
Wander together by the silver stream,
When the soft grass-heads were all wet with dew
And purple-misted in the fading light.
And joy I knew and sorrow at thy voice,
And the superb magnificence of love,—
The loneliness that saddens solitude,
And the sweet speech that makes it durable,—
The bitter longing and the keen desire,
The sweet companionship through quiet days
In the slow ample beauty of the world,
And the unutterable glad release
Within the temple of the holy night.
O Atthis, how I loved thee long ago
In that fair, perished summer by the sea!

Sapfo betet zu Afrodite

Sapfo betet zu Afrodite, de Philippos Margaritis.

Bliss Carman – I loved thee, Atthis Leer más »

Charles Baudelaire – El Leteo

αὐτὰρ Ἔρος στυγερός τέκε μὲν Πόνον ἀλγινόεντα
Λήθην τε Ἄτην τε καὶ Ἄλγεα δακρυόεντα

Le Léthé

Viens sur mon coeur, âme cruelle et sourde,
Tigre adoré, monstre aux airs indolents;
Je veux longtemps plonger mes doigts tremblants
Dans l’épaisseur de ta crinière lourde;

Dans tes jupons remplis de ton parfum
Ensevelir ma tête endolorie,
Et respirer, comme une fleur flétrie,
Le doux relent de mon amour défunt.

Je veux dormir! dormir plutôt que vivre!
Dans un sommeil aussi doux que la mort,
J’étalerai mes baisers sans remords
Sur ton beau corps poli comme le cuivre.

Pour engloutir mes sanglots apaisés
Rien ne me vaut l’abîme de ta couche;
L’oubli puissant habite sur ta bouche,
Et le Léthé coule dans tes baisers.

À mon destin, désormais mon délice,
J’obéirai comme un prédestiné;
Martyr docile, innocent condamné,
Dont la ferveur attise le supplice,

Je sucerai, pour noyer ma rancoeur,
Le népenthès et la bonne ciguë
Aux bouts charmants de cette gorge aiguë
Qui n’a jamais emprisonné de coeur.

El Leteo

Ven a mi corazón, alma cruel y sorda,
tigre adorado, monstruo de gestos indolentes;
quiero dejar hundidos mis dedos temblorosos
en la espesura de tu pelambre espesa;

en tus enaguas impregnadas de tu perfume
quiero sepultar mi cabeza apesadumbrada,
y respirar, como una flor marchita,
la dulce pestilencia de mi difunto amor.

¡Quiero dormir, dormir y no vivir!
En un sueño tan suave como la muerte,
repartiré mis besos sin un remordimiento
sobre tu hermoso cuerpo bruñido como el cobre.

Para ahogar mis sollozos sosegados
nada mejor que el abismo de tu cama;
el poderoso olvido habita en tu boca,
y el Leteo fluye en tus besos.

A mi destino, que es ya mi delicia,
obedeceré como un predestinado;
mártir sumiso, condenado inocente,
cuyo fervor acrecienta el suplicio,

he de chupar, para ahogar mi furor,
el elixir de dioses y la buena cicuta
en las yemas hechiceras de ese pecho afilado
que nunca ha aprisionado corazón.

(Traducción de Pedro Provencio)

lethe

Léthé. Escultura de Wilhelm Wandschneider, 1908.

Charles Baudelaire – El Leteo Leer más »

Safo fragmento 55

Safo fr. 55

κατθάνοισα δὲ κείσεαι οὐδέ ποτα μναμοσύνα σέθεν
ἔσσετ’ οὐδέ ποθα εἰς ὔστερον· οὐ γὰρ πεδέχεις βρόδων
τὼν ἐκ Πιερίας, ἀλλ’ ἀφάνης κἀν Ἀΐδα δόμοις
φοιτάσεις πεδ’ ἀμαύρων νεκύων ἐκπεποταμένα.

Cuando mueras, muerta yacerás y jamás habrá un recuerdo de ti
ni un anhelo por ti en la posterioridad. Ya que no participas de las rosas
de la Pieria. Además, desapercibida deambularás en la morada de Hades,
revoloteando entre sombríos cadáveres.

Inscripción en la pared de un edificio de Leiden, que reproduce el fr. 55 con alguna variante:

κατθάνουσα δὲ κείσηι οὐδέ ποτα μναμοσύνα σέθεν
ἔσσετ’ οὐδέ ποτ έις’ ὔστερον· οὐ γὰρ πεδέχηις βρόδων
τὼν ἐκ Πιερίας· ἀλλ’ ἀφάνης κἀν Ἀίδα δόμωι
φοιτάσηις πεδ’ άμαυρων νεκύων ἐκπεποταμένα
ΣΑΠΦΩ

Citar este post:

Sánchez Sergueeva, M. (12 de junio de 2024). Safo fragmento 55. Epistemomanía. https://epistemomania.com/safo-fragmento-55/

Safo fragmento 55 Leer más »

Giacomo Leopardi – Ultimo canto di Saffo

Ultimo canto di Saffo

Placida notte, e verecondo raggio
Della cadente luna; e tu che spunti
Fra la tacita selva in su la rupe,
Nunzio del giorno; oh dilettose e care
Mentre ignote mi fur l’erinni e il fato,
Sembianze agli occhi miei; già non arride
Spettacol molle ai disperati affetti.
Noi l’insueto allor gaudio ravviva
Quando per l’etra liquido si volve
E per li campi trepidanti il flutto
Polveroso de’ Noti, e quando il carro,
Grave carro di Giove a noi sul capo,
Tonando, il tenebroso aere divide.
Noi per le balze e le profonde valli
Natar giova tra’ nembi, e noi la vasta
Fuga de’ greggi sbigottiti, o d’alto
Fiume alla dubbia sponda
Il suono e la vittrice ira dell’onda.

Giacomo Leopardi – Ultimo canto di Saffo Leer más »

Giacomo Leopardi – Amor y Muerte

Amor y Muerte

Ὃν οἱ θεοὶ φιλοῦσιν, ἀποθνήσκει νέος
El Amor y la Muerte
A un tiempo hermanos engendró la suerte.
Jamás cosas tan bellas
Encerraron el mundo o las estrellas.
Nace del uno el bien, el mayor goce
Que por el mar de la existencia rueda;
Toda desdicha ingente
Todo ingente dolor la otra aniquila.
Hermosísima joven,
De presencia agraciada,
No cual la finge la cobarde gente,
Al niño Amor acompañar le agrada:
Y aqueste mortal suelo
Rozan entrelazados,
De toda sabia mente alto consuelo.
Ni fue jamás un corazón tan sabio
Cual herido de amor, nunca más fuerte
Alcanzó a despreciar la infausta vida,
Ni cual por este dueño
El peligro arrostró por otro alguno;
Que dondequier, Amor, tu influencia llevas,
Allí al punto el valor nace o revive;
Y no, cual suele, vana
En pensamiento, más en obras grande,
Se alza la estirpe humana.

Cuando recientemente
Nace en lo hondo del alma un tierno afecto,
En ella, á un tiempo, lánguido
Un vago anhelo de morir se siente.
No sé por qué: mas ese
Es el signo primero
De todo amor potente y verdadero.
Entonce este desierto
Pone al alma pavor: la tierra ingrata
Para el mortal se torna, sin aquella
Nueva, sola, infinita
Felicidad que en su soñar retrata;
y allá en su alma al presentir por ella
Profunda tempestad, calma apetece,
Ansia arribar á puerto
Ante el terrible anhelo,
Que ya en torno, rugiendo, se oscurece.

Luego, cuando ya todo
Lo envuelve y ciñe el formidable numen,
Y ansia invencible al corazón fulmina,
¡Cuánta vez implorada
Con intenso deseo,
Muerte, eres tú del angustiado amante!
¡Cuántas de noche, y cuántas
Rindiendo al alba el cuerpo fatigado,
Feliz llamose si le fuera dado
No alzarse ya, si nunca
La amarga luz á contemplar volviera!
Y al escuchar el fúnebre tañido
De la campana, el cántico que triste
Los muertos lleva al sempiterno olvido,
Envidió en lo profundo
Del pecho, ardientemente,
Al que á morar con los extintos iba.
Aun la olvidada plebe,
El aldeano, ajeno
A las virtudes que el saber inspira,
Aun la graciosa y tímida doncella,
A quien la voz de muerte
Crispábale en un tiempo los cabellos,
Ya imperturbable y fuerte
Los negros velos y la tumba mira,
Hierro y veneno con tesón contempla,
Y allá en su mente indocta
El dulce encanto del morir comprende.
Tanto á la muerte llevan
Las leyes del amor. Y aun á menudo
Sostener no pudiendo
Humana fuerza el interior combate,
Ó el frágil cuerpo abate
La conmoción terrible, y de este modo
Por fraternal poder la muerte triunfa;
Ó tanto punza y hiere
Amor en lo profundo,
Que por sí mismos el inculto aldeano
Y la tierna doncella
Los juveniles miembros
Por tierra esparcen con violenta mano.
Ríe el mundo su duelo,
A quien paz, senectud otorga el cielo.

Al férvido, al dichoso,
Al varón animoso
Uno ú otro de vos mande el destino,
Dulces amigos de la estirpe humana,
Cuyo poder no iguala en parte alguna
Ningún otro poder, y cede sólo
Del hado á la potencia soberana.
Y tú á quien ya desde mi edad primera
Honrando siempre invoco,
Bella Muerte, en el mundo
Propicia sola á los humanos duelos,
Si alcé mi voz en tu loor, si quise
A tu esencia divina
Del vulgo ingrato compensar la afrenta,
No tardes más, á inusitados ruegos,
Cerrando ya a la luz mis tristes ojos.
¡Reina eterna del tiempo! hora te inclina.
Cualquier sea el instante
En que las alas á mi voz despliegues,
Alta la frente me hallarás, armado,
É indomeñable al hado;
La mano que azotándome se tiñe
En mi sangre inocente
No alabaré, no besaré, cual hace
Por vil costumbre la terrena gente;
Toda vana esperanza con que el mundo
Cual niño se consuela, toda necia
Confortación rechazaré; ni alguna
He de esperar jamás sino á ti sola;
Sólo aquel día esperaré sereno
En que recline adormecido el rostro
En tu virgíneo seno.

Traducido por Calixto Oyuela, 1883.

Giacomo Leopardi – Amor y Muerte Leer más »